lunes, 30 de mayo de 2011

03-05-11

             Su demasiada concha lo delató por sí misma; en efecto, esta saga de EEUU en la búsqueda de su fugitivo más prominente, y la que le llevo casi un decenio, como era el osado Osama Bin Laden, tiene muchas interpretaciones y a dos días del hecho ya ha corrido mucho agua debajo del puente, en ese sentido. Pero decía que el hombre que demostró que no era invulnerable la seguridad de EEUU, a propósito de los atentados del 11 de septiembre de 2001; luego de este crimen de lesa humanidad, tenía que pasar a una clandestinidad más invulnerable, ahora, que aquélla, guardando las distancias, y esto fue lo que lo terminó delatando, las extremas medidas de seguridad con las que rodeó el género de vida que llevaba.
         Había construido una fortaleza militar en Abbottabad, un sector situado a ochenta kilómetros de Islamabad, la capital de Pakistán; un sector militarizado, y que fue lo que comenzó a llamar la atención de la inteligencia de los EEUU, una vez que se ponen al tanto de los nombres de los mensajeros de Bin Laden, obtenidos en interrogatorios de gente que cae tras los atentados, y es aquí donde ha comenzado a salir a relucir el tema de la tortura, en especial, en la Base de Guantánamo, y con el que los defensores de los derechos humanos habían arrincado a los EEUU, y de lo cual, por lo demás, se había jactado George Bush en la serie de sus torpezas, alegando que eso había dado lugar a la prevensión de muchos otros atentados que pudieron haberse suscitado; de modo que ahora vemos al jefe de la CIA tener base para justificarse, y en este caso ufanarse de la misma, a raíz de una pregunta que le formuló al señor León Panetta un periodista, en el marco de una rueda de prensa, a la que había convocado para referirse a este evento.
Una agencia de inteligencia afgana reclama para sí el hecho de haber alertado a la CIA, en especial, de la circustancia de una casa en situación de ser transformada en fortaleza militar; y lo que le permite atar cabos a los agente de la CIA, en el sentido de que precisan que allí se alojan los dos mensajeros, que son dos, y dos hermanos, que vienen a ser como la epidermis de este señor, en lo que respecta a su contacto con el mundo exterior, y cuyos nombres les ha llegado a la CIA por varias vías, además de los interrogatorios de Guantánamo, de acuerdo a lo que ha trascendido, y, luego de una pesquiza de muchos años se da con la circunstancia de que allí viven estos dos señores, y viven, que era lo que decía que llamaba la atención, con la más extrema seguridad: una mansión campestre rodeada de jardines amurallados por paredes de cuatro metros de alto, como cosa de prevenir un ataque tipo comando, como suelen actuar las tropas élites de EEUU; con sistemas de televisión, y una caseta de mira, en la parte superior de la casa, un tanto disimulada. ¿Quién se cuidaba allí?
         Uno pudiera decir: un don nadie, habida cuenta del anonimato que pesaba sobre cada uno de ellos. Se calcula que en esa casa vivían unas veinte personas, y a quienes caracterizaba una vida de monjes benedictinos, ya que no tenían ni servicio telefónico ni servicio de Internet. Obsérvese que los grandes fugitivos, narcotraficantes de la talla de la Pablo Escobar Gaviria, caen por una imprudencia telefónica, y es por aquí por donde comienza a cuidarse Bin Laden, pero en su diferenciación termina por hacerse notable en este mundo que se ha vuelto una aldea global. Esto se parece mucho a la tragedia de Edipo, y el que para evitar caer en el destino lamentable que le ha vaticinado el oráculo, en cada escalada que lleva a cabo para que el mismo no se cumpla, se hunde más en el sino. De tanto diferenciarse, terminó pareciéndolo, y lo más excéntrico del caso era que los desperdicios, que el respectivo consumo de cada uno de ellos generaba, no iba al servicio de aseo urbano, sino que se quemaban en los jardines.
         Porque en su concha este señor, tampoco vivía solo. No se sabe si para el momento en que es acribillado de dos disparos por ese comando élite de las fuerzas armadas de EEUU, toda su familia estaba con él, el hecho es que este era ese típico patriarca árabe casado con cuatro mujeres, y con prole respectiva en cada una de ellas; siendo la última una joven de 17 años, y a la que había comprado por miles de dólares; habiéndose suscitado alrededor del hecho una cierta situación tirante, teniendo presente que el matrimonio es objetado por sus hijos mayores, a partir de los intereses que se ponían en juego a partir de allí; pero a quienes termina humillando en esta querella, teniendo presente que a ellos les encomienda la misión de llevarle el dinero al padre de la muchacha en venta, bajo amenaza, en efecto. Se presumía que ésta había muerto con él en el ataque; en un principio se dijo que Bin Laden la había utilizado como escudo humano, pero otra versión ha señalado que al ver al comando élite, se abanlazó sobre los agentes, y en consecuencia sólo resultó herida.
         Tampoco ha dejado de abordarse el tema de la vigencia de la política terrorista de Al Qaeda de ahora en adelante; que fue la organización que fundó Bin Laden en 1997, y de lo cual se espera que haya una reacción, precísamente, para reafirmar la misma, en vista de que en este escenario se le ha dado un jaque mate al rey; de modo que a rey muerto, rey puesto; pero además para vengar el asesinato, y para lo cual todo el mundo occidental está prevenido. Incluso, no han dejado de escucharse amenazas de portavoces de Al Quaeda. La circunstancia es que el mundo puede respirar aliviado por el momento. Esa computadora de Bin Laden, el terrorista más buscado del planeta, es un tesoro invalorable para los organismos de seguridad de EEUU. Ha quedado hasta pusilánime la organización Al Qaeda, en lo que atañe al nombramiento del sucesor de este señor, mientras la prensa occidental baraja varias nombres de dirigentes de la misma.

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