lunes, 30 de mayo de 2011

10-05-11

            Es verdad que el gobierno se ha anotado un éxito, con esto de la Gran Misión Vivienda; miles de venezolanos acudieron al llamado a registrarse en un censo, en especial, aquéllos que carecen de una propiedad, para no decirles “sin techo”, que viene a ser hoy en día como un término degradante. El hecho mismo suscitó una ola de entusiasmo; porque si algo con lo cual sabe jugar nuestro teniente coronel es con la esperanza de la gente. Sin embargo, fue mucho el venezolano el que miró con escepticismo dicho programa habitacional de nuestro teniente coronel, y esto, para decirlo muy a lo criollo, porque conoce el pájaro por la cagada.
         De hecho, algunas encuestas revelan que, de realizarse hoy las elecciones presidenciales, nuestro teniente coronel se impondría; la verdad es que esto no es lo mejor para la trayectoria política de este señor, si tomamos en cuenta que el pueblo ha apostado mucho por su proyecto político; aun cuando su gestión ha venido de fracaso en fracaso, y lo que él más teme es que este pueblo, finalmente, vaya por él; desencantado, luego de comprobar que esto no era más que un espectáculo. Esas masas que ahora él seduce con una demagogia demasiado incitadora, va a llegar un momento en que le van a pasar factura, después de tanta oferta, entiéndase bien, lanzada en espectáculos, como el que vimos este fin de semana, a propósito de las largas colas que se observaron en los llamados centros de inscripción.
         Si yo fuera este señor dejaría las cosas tal cual, y frente a un fracaso que es patético, o sea, este es un señor que no nos deja nada en estos largos años de gestión suya, desaparecería para introducirme en un congelador, y reaparecer años más tarde. No hay que olvidar que este es un pueblo con una memoria muy frágil. Es posible que allá en lo adelante le dé por enmendarse, como lo intentó hacer Carlos Andrés Pérez, a propósito de su segundo gobierno; pongamos por caso, para las elecciones de 2018, si es que se presenta y gana. Por supuesto, ya sabemos que él no lo va a hacer; pues si algo carece este hombre, como lo hemos dicho muchas veces, es de capacidad de juicio, que es una capacidad legisladora que uno tiene consigo mismo, y que consiste en medirse ante las circunstancias y admitir sus errores, y esto porque su demasiado narcisismo le tiene la conciencia empañada, y que es lo que le impide ser el estadista que él supone que es.
         De modo que este plan de viviendas no es más que otro programa, elevado al máximo, desde el punto de vista propagandístico, que es lo que caracteriza a este gobierno, es decir, que se aprovecha del espectáculo para ocultar su fracaso, y así cualquier cosa la convierte en una hazaña; cuando ya a lo largo de estos doce años de gobierno ha anunciado unos cinco planes de política habitacional, junto a la creación de varios ministerios de la vivienda, que ha venido reformulando, cada vez que cambia un titular en esa cartera, y esto es lo que ha llevado a la mitad de los venezolanos a mirar con cierto escepticismo esta nueva misión y, diría, hasta con ironía. Me consta que hubo gente que pasaba por un lado de la cola, donde se había instalado una mesa de registro, y entonces soltaba una expresión de burla misericordiosa.
         -Tengan mucha fe señores, les decían, que el comandante de inmediato les va a cumplir.
         De modo que este plan de viviendas, más otro que él invente con miras a las próximas presidenciales del próximo año, le pueden garantizar la fidelidad de una masa aún seducida por su discurso demasiado envolvente. Obsérvese que Chávez ha repartido títulos de propiedad de casas, sin que ni siquiera exista la maqueta del proyecto de sus respectivos desarrollos, y así hay gente que va a los actos, donde hace representaciones de estas payasadas, y sin duda que recibe todas estas promesas con una gran esperanza, puesta en lo que será su futuro más inmediato; pero también acudió a este registro habitacional, en esta oportunidad, el que lo hizo por no dejar; gente que está consciente de eso que hemos dicho, con respecto a las promesas incumplidas de nuestro teniente coronel, y que, quizás, está tan en la desesperación que se agarra de cualquier rama, para neutralizar la tragedia que vive por el momento desde el punto de vista habitacional. Obsérvese que los estudiosos del tema de la vivienda han determinado que el 75% de las barriadas populares de las principales ciudades de Venezuela, tienen una habitación o un anexo alquilado. Es por aquí por donde se comienza a medir la gravedad del déficit de casas en Venezuela, y el que va por lo dos millones.
         Hay una verdad insoslayable en todo esto: la producción de cabillas bajó en un 45%, de acuerdo a un señalamiento que se ha hecho al respecto, y si se reactiva hasta recuperar dicha producción su antigua capacidad, entonces colapsa el sistema eléctrico nacional. Ya por aquí esa Gran Misión Vivienda comienza a cojear. Estos son razonamientos que el chavismo considera que forman parte de la envidia que, supuestamente, uno siente por su obra de gobierno, y uno le rezaría a Dios, como me consta que lo hace la iglesia, para que a este señor le vaya bien en los planes que lleva a cabo, pues lo que está de por medio es el bienestar de la ciudadanía; aun cuando estamos ante una gente muy excluyente, y ya partiendo de la desunión la cosa comienza a ponerse mal. Es posible que si convoca al sector privado, y en este país se incita al fomento de un espíritu basado en un ideal nacional, se construyan esas doscientas cincuenta mil casas que Chávez promete para el 2012, y, no soy yo el que duda, en ese sentido, ya he dicho que hubo más de un mamador de gallo pasando por esas colas, y dirigiéndose con una gran ironía al conjunto de las personas que hacían cola para censarse en la Gran Misión Vivienda.

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